Muchas máquinas eléctricas se basan hoy en día en la corriente alterna, sin embargo, esta tendencia puede variar en el futuro con el creciente uso de los automóviles eléctricos y las ventajas que los motores de corriente continua nos pueden aportar.
Usos de los motores de corriente continua en el sector industrial
Los motores de corriente continua mantienen un rendimiento elevado a altas velocidades, lo que unido a su gran capacidad de sobrecarga lo hace muy apropiado.
Este posible cambio de paradigma, nos obliga a conocer más este tipo de motores que forman parte de nuestra vida cotidiana. Utilizados en gran cantidad de aparatos eléctricos como en el arranque de nuestros coches o en el funcionamiento del transporte subterráneo, los motores de corriente continua (motores de CC) se caracterizan por poseer una estructura interna constituida por tres elementos:
1- El estátor es la parte fija del motor y está formado por una carcasa, los polos y una serie de bobinas inductoras de corriente.
2- El rotor o inducido, está formado por el núcleo, las bobinas inducidas y el colector.
3- Por último, están las escobillas, piezas hechas de grafito por donde circula la corriente eléctrica desde la fuente de alimentación hasta el colector.
Aplicaciones y ventajas de estos motores
La variedad de velocidades que aportan este tipo de motores, junto con su fácil manejo y flexibilidad, han hecho que se utilicen cada vez más en máquinas de velocidad variable en las que se necesita un amplio grado de control. Son muchos los procesos industriales que requieren de más exactitud en sus tareas, precisando velocidades que no se pueden conseguir con motores de corriente alterna.
El motor de corriente continua mantiene un rendimiento elevado a altas velocidades, lo que unido a su gran capacidad de sobrecarga lo hace muy apropiado para una gran variedad de aplicaciones industriales que van desde el uso en maquinaria especializada con velocidades de trabajo constantes, hasta máquinas de extracción, elevadoras, trenes o para instrumentos de corte.
No obstante, de nada sirve conocer sus componentes sin tener claro su principio de funcionamiento
Los motores eléctricos de corriente continua se basan en la interacción de dos campos magnéticos formado por el rotor y el estátor.
La corriente que alimenta al motor, penetra por el colector y circula por el bobinado que se encuentra enroscado al núcleo.
Mientras, la corriente de excitación recorre el bobinado del estátor. Esta interacción entre el campo magnético creado y la corriente de alimentación, genera un par de fuerzas que aplicado al bobinado del rotor, le obliga a girar sobre sí mismo, logrando así la transformación de la electricidad en movimiento y con ello su uso en un sinfín de aplicaciones industriales.
Clasificación de los motores de corriente continua
La clasificación de los motores de corriente continua viene dada según el tipo de corriente de excitación que reciban. Si la corriente es suministrada por otra máquina, se habla de motores con excitación independiente.
En cambio, si la corriente la suministra la propia máquina, se habla de motores autoexictados. En este caso, las bobinas pueden estar conectadas de tres maneras diferentes: en serie, en paralelo o derivación y de forma compuesta. En los motores de excitación en serie, la corriente de excitación que necesita el inductor es la misma que circula por el inducido, logrando que al aumentar la corriente, disminuya la velocidad.
Por el contrario, en los motores en derivación, la corriente de excitación se obtiene conectando el inductor directamente a los bornes de salida, alimentándose por una fuente común, que aumenta la velocidad al aumentar la tensión.
Por último, están los motores de excitación compuesta o compound, estos motores tienen una parte de la excitación en serie y otra en paralelo, consiguiendo así un motor con todas las ventajas de la excitación en serie sin disminución de velocidad.